miércoles, 2 de mayo de 2012



“Yo sólo deseo que la muerte me encuentre en un lugar apartado, lejos de todo trato con los hombres, sin hermanos de hábito a quienes dirigir; sin alegrías que me consuelen, y atormentada de toda clase de penas y dolores. He querido que Dios me pruebe como a sierva, después de que Él ha probado en el trabajo la tenacidad de mi carácter; he querido que me visite en la enfermedad, como me ha tentado en la salud y la fuerza; he querido que me tentase en el oprobio, como lo ha hecho con el buen nombre que he tenido ante mis enemigos. Dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva."


Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)

martes, 7 de febrero de 2012

Descalzo, historia de una reforma 2


(parte 2)

En mayo de 1575 se celebró en Piacenza (Italia) el Capítulo General de la Orden, donde se tomaron medidas severas contra los descalzos por “desobedientes, contumaces y rebeldes”, imponiéndoles la orden de retirarse de Andalucía. Pero el Nuncio anuló prácticamente tales disposiciones, nombrando el 3 de agosto de 1575 al P. Gracián Visitador y Comisario de los calzados de Andalucía y de los descalzos de Castilla, empeorando con esto la situación, en perjuicio de estos últimos.

El 4 de diciembre de 1577 dos descalzos, entre los cuales se contaba San Juan de la Cruz, fueron sacados del monasterio de la Encarnación de Avila, donde eran confesores, y hechos prisioneros en dos cárceles conventuales. Después de nueve meses el Santo consiguió fugarse de la cárcel de Toledo. Mientras tanto la obra teresiana pasaba momentos críticos, agravados por la aversión que sentía contra los descalzos el nuevo Nuncio Felipe Sega, sucesor de Ormaneto.

Sega destituyó a Gracián como Visitador y sujetó los descalzos directamente a él con fecha 23 de julio de 1579, pero el Consejo Real de Felipe II les prohibió obedecer al Nuncio.

La situación se volvió imposible y se agravó poco después por la imprudencia de los descalzos que ilegítimamente se reunieron en Capítulo en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), eligiendo Provincial al P. Antonio de Jesús (Heredia) que fue destituido enseguida por el Nuncio, quien además anuló las disposiciones capitulares, excomulgó a los capitulares y sometió a los descalzos de Castilla y de Andalucía a dos calzados distintos, los PP. Juan Gutiérrez de la Magdalena y Diego de Cárdenas.

La reacción de Sta. Teresa fue insistir en enviar ocultamente a Roma a los descalzos Fr. Pedro de los Angeles y Fr. Juan de Santiago para conseguir la separación jurídica de sus descalzos.

El Nuncio Sega, gracias al consejo de cuatro asistentes nombrados por mandato del Rey, revocaba los poderes concedidos a los calzados Gutiérrez y Cárdenas, nombrando el 1° de abril de 1579 Vicario General de los descalzos al P. Angel de Salazar, que había sido Provincial de Castilla en 1562 cuando la Santa fundó su primer monasterio de San José de Avila, y quien inauguró un período de serenidad entre los hijos de Teresa.

El 15 de julio de 1579 Sega, con los consejeros nombrados por el Rey, presentó a Felipe II un memorial solicitando su intervención para crear la Provincia de los descalzos, separándolos así de los calzados. Gregorio XIII expidió el breve Pia consideratione que concedía la separación y la erección en Provincia autónoma; breve que se ejecutó el 3 de marzo de 1581 en el Capítulo de Alcalá de Henares, donde se elaboró el primer texto de Constituciones propias, editado en latín por el P. Gracián en Salamanca al año siguiente. Hasta entonces los descalzos se regían por unas Constituciones que había hecho el P. Gracián en 1576 y que eran solo unas breves disposiciones tomadas de las Constituciones de la Antigua Observancia. (cf Fundaciones 23, 13)

La nueva familia del Carmelo, aún en medio de tantas dificultades, se había difundido y consolidado. El 4 de octubre de 1582, cuando la Santa Fundadora moría en Alba de Tormes (Salamanca), la Provincia tenía 15 conventos con cerca de 300 frailes y 17 monasterios con unas 200 monjas. Y más bien que interrumpirse el desarrollo de su obra, se incrementó, gracias sin duda alguna al celo y sabiduría del P. Gracián, quien inspirándose en las directivas de la Santa Madre, fue el forjador de las primeras generaciones teresianas. Bajo su gobierno, el italiano P. Nicolás Doria de Jesús María fundó el primer convento fuera de España en Génova (1584), y tras dos expediciones fracasadas por naufragio o encuentro con piratas, un grupo de frailes fundó la primera misión en el Congo (1584); así mismo a Gracián se le debió la fundación de México, hacia donde partió una expedición de religiosos el 11 de julio de 1585. Ambas expediciones las había enviado el P. Gracián, contando con el parecer de Sta. Teresa, al terminar el Capítulo lisboeta y antes de que llegara de Génova el P. Doria a tomar posesión de su nuevo cargo

Pero, para entonces había sido elegido Provincial el P. Doria en el Capítulo de Lisboa (1585). Totalmente opuesto a Gracián, por carácter y espíritu, Doria se dedicó a insistir sobre una acentuación del espíritu de austeridad y recogimiento, frenando el apostolado e impidiendo la expansión posterior fuera de España, con lo cual no hizo sino perjudicar la misión que con tanto éxito habían emprendido los religiosos en el Congo y México. La fundación de México la toleró, pero como casa de observancia, en cambio la misión del Congo la suprimió en 1587.

(fuente: portalcarmelitano.org)

miércoles, 4 de enero de 2012

Descalzo, historia de una reforma

(imagen: carmelitas descalzas de Cádiz)


LOS CARMELITAS DESCALZOS

(parte 1)

Una vez establecido el primer monasterio de las carmelitas descalzas en San José de Avila en 1562, mientras entreveía el desarrollo de su obra, Sta. Teresa maduraba también la idea de tener frailes de la “misma regla”, atentos a guiar espiritualmente a sus monjas.

Por medio del obispo de Avila D. Álvaro de Mendoza le propuso entonces la idea al Prior General de la Orden Juan Bautista Rubeo, cuando éste visitó Avila en la primavera de 1567.

La respuesta negativa no desanimó a la Santa, quien le insistió, escribiéndole cuando aún estaba en España. En carta del 10 de agosto de 1567 Rubeo le respondió desde Barcelona autorizando la fundación de dos conventos de Carmelitas “contemplativos” que debían quedar bajo la obediencia perpetua de la Provincia de Castilla y regirse por las Constituciones de 1524 de Soreth-Audet y según las disposiciones especiales denominadas “Constitutiones Rubei”; Constituciones estas últimas que se atribuyen a la misma Santa que las redactó sobre las primeras leyes de las descalzas.

Teresa buscó personal y encontró entre los religiosos de la Orden los dos primeros frailes: el P. Antonio de Heredia, prior del convento de Medina del Campo, y Fr. Juan de Santo Matía, estudiante de Salamanca y recién ordenado sacerdote, de quien quedó muy satisfecha.

En el siguiente mes de agosto la Santa llevó consigo a Fr. Juan a la fundación del carmelo de Valladolid, para que se iniciara en el estilo de vida que ella había establecido entre sus monjas, enviándole luego a preparar el conventico de Duruelo (prov. de Avila), después de haberle probado el hábito ideado y hecho por ella y sus monjas.

La nueva vida de carmelitas descalzos la inauguraron en dicho lugar el 28 de noviembre de 1568 los PP. Antonio de Jesús y Juan de la Cruz (nombres adoptados entonces por los dos fundadores) con el Hermano José de Cristo, de acuerdo con las normas y e indicaciones de la Santa (Fundaciones 13-14).

A comienzos de la cuaresma del año siguiente, la Madre Fundadora pudo visitar el “portalito de Belén” -como definió ella aquel primer conventico- y moderar el espíritu de penitencia de sus primeros hijos que, a una oración casi continua, unían un ferviente apostolado en las aldeas del contorno, fijando así las líneas esenciales de la vida de la nueva familia.

El retorno a la Regla adaptada por Inocencio IV en 1247, un acentuado y al mismo tiempo equilibrado espíritu de mortificación y de retiro, tenían como fin, según el pensamiento de la Santa, facilitar la perenne comunión con Dios, que según ella, es el corazón de la vocación carmelitana y lo que hace más fecunda la actividad apostólica.

Al primer conventico de Duruelo, trasladado en 1570 a Mancera de Abajo (Avila), la Madre fundó un segundo el 13 de julio de 1569 en Pastrana (Guadalajara), donde dio el hábito a los dos ermitaños italianos que ella conquistó para su ideal, Ambrosio Mariano Azzaro y Juan Narducci, que serían los famosos P. Mariano de San Benito y Fr. Juan de la Miseria.

Esta segunda fundación, no obstante ciertas formas indiscretas de penitencia que hubo en sus comienzos, estaba destinada a ser el noviciado clásico del nuevo Carmelo y del cual salieron los excelentes religiosos que irradiaron luego el ideal teresiano por diversos países de Europa y México.

En 1570, dado el florecimiento vocacional, con autorización del Prior General abrió en Alcalá de Henares el primer Colegio (=seminario mayor) de la llamada Reforma, para el cual San Juan de la Cruz fue nombrado rector al año siguiente.

El cuarto convento se fundó en Altomira (Guadalajara) el 24 de noviembre de 1571, y al año siguiente se erigió otro en La Roda (Cuenca).

El P. Rubeo no había autorizado hacer fundaciones en Andalucía, pero, con el consentimiento del Visitador Apostólico P. Francisco de Vargas OP, los descalzos abrieron conventos en San Juan del Puerto (1572) y en Granada (1573). Además, el P. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios (1545-1614), quien había acabado de profesar en Pastrana el 25 de abril de 1573, fue nombrado en julio del año siguiente por el P. Vargas como Provincial de los calzados de Andalucía y después como Visitador de la misma Provincia, ocasionando el malestar de los frailes andaluces.

Rubeo consiguió por entonces de Gregorio XIII, con fecha 3 de agosto de 1574, la revocación de los poderes de los Visitadores Apostólicos. Pero dicho procedimiento pontificio lo anuló el Nuncio de España Nicolás Ormaneto, quien el 22 del mes siguiente nombró de nuevo al P. Gracián, junto con el P. Vargas, reformador de la Orden de la Antigua Observancia en Andalucía, dando lugar con ello a un conflicto cada vez más profundo entre los descalzos y Rubeo; conflicto que se agudizó con las fundaciones de los frailes y de las monjas en Sevilla, llevadas a cabo aquel año por Gracián y Santa Madre.

(fuente:portal carmelitano.org)

martes, 27 de diciembre de 2011

«La mística nos dice que la dimensión fundamental de la vida es el amor»


Entrevista al carmelita Maximiliano Herraiz


QUERÉTARO. Viernes 29 de octubre 2004. (ZENIT.org -El Observador) El padre carmelita Maximiliano Herraiz es uno de los más grandes exponentes de la espiritualidad de Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Se encuentra en México para dar una serie de conferencias y seminarios en diez ciudades del país sobre la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús.

Fue profesor de Teología en la Universidad de Valencia (España) y fundador así como primer director del Centro Internacional de Especialización en Santa Teresa y en San Juan de la Cruz en Ávila (España). Actualmente es misionero en Costa de Marfil (África). Esta es la entrevista que ha concedido a ZENIT.org -El Observador

--¿Qué le dicen Santa Teresa y San Juan de la Cruz al mundo de hoy?

--Padre Herraiz: El mensaje de ambos es válido por sí mismo, aunque no lo escuche nadie. Dentro y fuera de la Iglesia católica, estos dos grandes místicos dicen mucho a mucha gente. Y, justamente, en la situación actual del mundo, en las que tantas promesas de bienestar hacen agua por todos los costados, y la muerte va avanzando (en vez de que avance la vida), tenemos que hacer que el mensaje evangélico de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz se oiga en público, para que quienes creemos en la vida --que somos la mayoría-- no le dejemos las calles a los malvados.

--¿Cómo recibe África la mística de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz?


--Padre Herraiz: Con un enorme gusto. Porque ahí hay personas y pocas cosas. Aquí lo que tenemos muchas cosas y pocas personas. Cuando uno se mete en el supermercado o en la televisión, hay poca relación personal. En África, lo que vale, lo que cuenta es la relación personal, porque no hay distracciones. Y son capaces de sostener la mirada en el Dios que nos ha revelado Jesús. Pero hay un límite. No sólo el hambre angustiosa de pan, sino al hambre de saber. África es la gran ignorada del mundo, excepto de los depredadores.

--¿El núcleo de la mística en ambos santos es la renuncia al mundo?

--Padre Herraiz: Hay una opción positiva sin la cual todo desasimiento endurece a la persona, la seca, la mata. Es la opción radical por la vida, por la verdad, la libertad y, muy concretamente, la opción por el amor, por Dios. Cuando optamos por el amor, van sobrando muebles en las casas. La mística viene a decirnos que la dimensión fundamental de la vida es el amor.

--¿Cómo resumir lo que es en sí la mística?

--Padre Herraiz: Es una relación con la persona divina que --inevitablemente-- trasfigura y da hondura y densidad a las relaciones humanas. Los místicos (como los africanos), con el mínimo son máximamente felices. Lo que quiere decir es que hay un amor que libera de tantas servidumbres que de útiles han pasado a ser necesarias.


--¿Qué es el cristianismo desde Santa Teresa o desde San Juan de la Cruz?


--Padre Herraiz: Vivir una relación entrañable con Dios. Una relación que crea comunidad y bien a los demás. Los místicos son los grandes educadores del ser. Nosotros, en castellano, tenemos la distinción entre «ser» y «estar». Yo puedo «estar» sin «ser». Yo puedo «estar» en la primera fila de la Iglesia y no «ser» una personalidad cristiana, edificada sobre el cimiento del «ser» esclavo de los demás, aunque asuste el término; «ser» el menor de todos y decidirme por hacer placer a todos. Cuando eso hago, me construyo a mí mismo. Ése es el mensaje de los místicos.

--¿Hay alguna definición viable para la mística cristiana?

--Padre Herraiz: Mística, además de esdrújula, es una palabra misteriosa. Hay cerca de sesenta definiciones sobre ella. Pero dicho de una manera general, la mística es el enamoramiento al que uno cede, libremente, y en él se embarca. La mística es sentirse enamorado y empeñarse en la búsqueda de la relación de quien ha irrumpido en la propia vida. Es Dios quien irrumpe como una gracia, nunca como un castigo.

--¿Qué necesitamos para que la mística de Santa Teresa o de San Juan de la Cruz sea recibida por los cristianos como una vía regia de enamoramiento de Dios?

--Padre Herraiz: Necesitamos gente que ore, que reflexione, que estudie, que dialogue con los grandes testigos de la persona en general y del cristianismo, que es nuestra casa. Ni curas de tres al cuarto ni iglesias dedicadas al culto y nada más. El mal de la Iglesia es que ha dedicado mucho más tiempo a la estructura que al espíritu. Y tenemos que cambiar esto. Los místicos son las personas del máximo de espíritu y el mínimo de estructuras.

martes, 20 de diciembre de 2011

Pidiendo intersección al Beato Francisco Palau

¡Oh Señor! Tú elegiste al beato Francisco Palau, para proclamar a los pueblos el gran misterio de la Iglesia Santa. Vivió entregado al servicio de los hermanos extendiendo entre ellos el mensaje del Evangelio y promoviendo la conciencia viva de su participación en el Cuerpo Místico de Cristo. Te pedimos que su glorificación por la Iglesia sirva para que todos los hombres se sientan cada vez más unidos en el único Pueblo de Dios. Concédenos tambien por su intercesión, la gracia especial que ahora te pedimos.

Amén.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Hoy celebremos la primera fundación de los frailes del Carmelo Descalzo

Primer Convento de frailes Carmelitas Descalzos Duruelo (Ávila)

Inaugurado el 28 de noviembre de 1568 La casita, cedida a la Santa en Duruelo por Don Rafael Mejía, caballero de Ávila, era muy pequeña y necesitaba muchos arreglos. Tenía un portalillo, la cámara doblada, el desván y una cocinilla. Pero no necesitaban más. De esos arreglos se encargó Fray Juan de la Cruz. Le acompaña un hombre, con vocación de lego, que hará de albañil en la transformación de la casita de labranza en convento. Fray Juan, vestido ya su hábito reformado, de sayal grosero y con los pies descalzos, ayuda como peón en las obras.

‎" ... El camino a Duruelo a finales de junio fue largo y duro. Duruelo era una finca de labor, con unas pocas casas donde habitaban los campesinos que la explotaban. La casa que les habían cedido a la Orden estaba arruinada. Allí se trasladarán, el joven Juan de Santo Matia (san Juan de la Cruz) y el prior de Medina, el padre Antonio de Jesús Heredia que se había descalzado ... "
Santa Teresa de Jesús. El Libro de las Fundaciones

domingo, 27 de noviembre de 2011


El Carmelo de Teresa de Jesús (y de otros testigos auténticos posteriores) tiene la raíz de su manera espiritual de ser, para decirlo brevemente, en el tú a tú viviente y confiado con Jesús. Y es un Carmelo que existe sólo para la Iglesia y para la humanidad.

Todos los afanes, esperanzas y sufrimientos de esta humanidad los abraza (contemplación) como suyos, de forma activa y comprometida, sin reservas.
Este Carmelo puede renacer siempre desde hoy, con toda verdad, porque no depende tanto del pasado, cuanto del “más profundo centro” de lo humano y lo evangélico.