martes, 7 de febrero de 2012

Descalzo, historia de una reforma 2


(parte 2)

En mayo de 1575 se celebró en Piacenza (Italia) el Capítulo General de la Orden, donde se tomaron medidas severas contra los descalzos por “desobedientes, contumaces y rebeldes”, imponiéndoles la orden de retirarse de Andalucía. Pero el Nuncio anuló prácticamente tales disposiciones, nombrando el 3 de agosto de 1575 al P. Gracián Visitador y Comisario de los calzados de Andalucía y de los descalzos de Castilla, empeorando con esto la situación, en perjuicio de estos últimos.

El 4 de diciembre de 1577 dos descalzos, entre los cuales se contaba San Juan de la Cruz, fueron sacados del monasterio de la Encarnación de Avila, donde eran confesores, y hechos prisioneros en dos cárceles conventuales. Después de nueve meses el Santo consiguió fugarse de la cárcel de Toledo. Mientras tanto la obra teresiana pasaba momentos críticos, agravados por la aversión que sentía contra los descalzos el nuevo Nuncio Felipe Sega, sucesor de Ormaneto.

Sega destituyó a Gracián como Visitador y sujetó los descalzos directamente a él con fecha 23 de julio de 1579, pero el Consejo Real de Felipe II les prohibió obedecer al Nuncio.

La situación se volvió imposible y se agravó poco después por la imprudencia de los descalzos que ilegítimamente se reunieron en Capítulo en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), eligiendo Provincial al P. Antonio de Jesús (Heredia) que fue destituido enseguida por el Nuncio, quien además anuló las disposiciones capitulares, excomulgó a los capitulares y sometió a los descalzos de Castilla y de Andalucía a dos calzados distintos, los PP. Juan Gutiérrez de la Magdalena y Diego de Cárdenas.

La reacción de Sta. Teresa fue insistir en enviar ocultamente a Roma a los descalzos Fr. Pedro de los Angeles y Fr. Juan de Santiago para conseguir la separación jurídica de sus descalzos.

El Nuncio Sega, gracias al consejo de cuatro asistentes nombrados por mandato del Rey, revocaba los poderes concedidos a los calzados Gutiérrez y Cárdenas, nombrando el 1° de abril de 1579 Vicario General de los descalzos al P. Angel de Salazar, que había sido Provincial de Castilla en 1562 cuando la Santa fundó su primer monasterio de San José de Avila, y quien inauguró un período de serenidad entre los hijos de Teresa.

El 15 de julio de 1579 Sega, con los consejeros nombrados por el Rey, presentó a Felipe II un memorial solicitando su intervención para crear la Provincia de los descalzos, separándolos así de los calzados. Gregorio XIII expidió el breve Pia consideratione que concedía la separación y la erección en Provincia autónoma; breve que se ejecutó el 3 de marzo de 1581 en el Capítulo de Alcalá de Henares, donde se elaboró el primer texto de Constituciones propias, editado en latín por el P. Gracián en Salamanca al año siguiente. Hasta entonces los descalzos se regían por unas Constituciones que había hecho el P. Gracián en 1576 y que eran solo unas breves disposiciones tomadas de las Constituciones de la Antigua Observancia. (cf Fundaciones 23, 13)

La nueva familia del Carmelo, aún en medio de tantas dificultades, se había difundido y consolidado. El 4 de octubre de 1582, cuando la Santa Fundadora moría en Alba de Tormes (Salamanca), la Provincia tenía 15 conventos con cerca de 300 frailes y 17 monasterios con unas 200 monjas. Y más bien que interrumpirse el desarrollo de su obra, se incrementó, gracias sin duda alguna al celo y sabiduría del P. Gracián, quien inspirándose en las directivas de la Santa Madre, fue el forjador de las primeras generaciones teresianas. Bajo su gobierno, el italiano P. Nicolás Doria de Jesús María fundó el primer convento fuera de España en Génova (1584), y tras dos expediciones fracasadas por naufragio o encuentro con piratas, un grupo de frailes fundó la primera misión en el Congo (1584); así mismo a Gracián se le debió la fundación de México, hacia donde partió una expedición de religiosos el 11 de julio de 1585. Ambas expediciones las había enviado el P. Gracián, contando con el parecer de Sta. Teresa, al terminar el Capítulo lisboeta y antes de que llegara de Génova el P. Doria a tomar posesión de su nuevo cargo

Pero, para entonces había sido elegido Provincial el P. Doria en el Capítulo de Lisboa (1585). Totalmente opuesto a Gracián, por carácter y espíritu, Doria se dedicó a insistir sobre una acentuación del espíritu de austeridad y recogimiento, frenando el apostolado e impidiendo la expansión posterior fuera de España, con lo cual no hizo sino perjudicar la misión que con tanto éxito habían emprendido los religiosos en el Congo y México. La fundación de México la toleró, pero como casa de observancia, en cambio la misión del Congo la suprimió en 1587.

(fuente: portalcarmelitano.org)

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