
"La solitud de la Carmelita es equilibrada armoniosamente con una vida amorosa de comunidad a través de la cual ella participa en los intereses, deberes y alegrías de su familia en Cristo. Ella tiene compañeras en su esfuerzo para la perfección, Hermanas que la ayudan guiándola, animándola y apoyándola en su subida del Monte Carmelo."
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