sábado, 1 de noviembre de 2008

BEATA ELIAS DE SAN CLEMENTE


I

Teodora, mandada al asilo de las religiosas estigmatinas, prosiguió los estudios hasta el tercer año de primaria. El 8 de mayo de 1911, después de haber hecho una larga preparación, recibió la Primera Comunión; la noche precedente sueña a Santa Teresita del Niño Jesús quien le predice: "serás monja como yo". Después frecuentó el taller de costura y de bordado en el mismo Instituto.

Entra a formar parte en la asociación de la Beata Imelda Lambertini, dominica con una acendrada piedad eucarística; pasará enseguida a la "Milicia Angélica" de san Tomás de Aquino. Reunía periódicamente a las amigas en la habitación de la casa para hacer meditación y orar juntas, para leer el Evangelio, las Máximas Eternas, la Imitación de Cristo, los 15 sábados de la Virgen, las vidas de los santos y sobre todo la autobiografía de santa Teresa del Niño Jesús.

Este comportamiento y su benéfico influjo en las otras compañeras no pasaron desapercibidos a una de sus maestras, sor Angelina Nardi. Mientras tanto, la no bien definida vocación religiosas de Teodora comenzaba tomar una dirección bajo el consejo del P. Pedro Fiorillo, O.P., su director espiritual, que le introdujo en la Tercera Orden Dominica, en la cual, admitida como novicia el 20 de abril de 1914 con el nombre de Inés, hizo la profesión el 14 de mayo de 1915, con dispensa especial por su joven edad.

Teodora, durante los años difíciles de la guerra 1915-1918, encontró una infinidad de ocasiones para ampliar más allá del ámbito familiar y de sus amistades, su campo de apostolado, de catequesis y de asistencia, dando libremente desfogue a su ardiente deseo de hacer bien al prójimo.

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