miércoles, 24 de diciembre de 2008

“fr. Jen Thierry Ebogo del Niño Jesus y de la Pasión”.





Jean Thierry Ebogo nació el 4 de febrero 1982, en el Noroeste de Camerún, era el segundo hijo de Renè Bikoula y de Thèrése Assengue Edoa, unidos en matrimonio religioso, cristianos convencidos y fervorosos.

Desde la más tierna infancia manifesta el deseo de ser sacerdote. Le atrae la blacura de la túnica del P. Eddy, que él identifica con Jesús. Hacerse sacerdote para él significa convertirse en Jesús. Al hermano Mauricio, un día le hará una confidencia: “El sacerdote tenía alguna cosa de especial en sí, era guapo con su túnica y la cruz reposaba tranquilamente sobre su corazón. Era la cruz del Señor, era tan bonita, no por el material con la que estaba hecha, pero yo la encontraba bonita, muy bonita y no sé porqué…”.




A su madre que un día le hacía ver su preocupación al verlo circundado y cortejado por las chicas, preveyendo otras preguntas, truncó toda sospecha diciendo: “Se lo que piensas, pero te puedo asegurar que custodio intacta mi pureza. He pedido a Jesús que me dé el don de la castidad y no tengo ninguna duda que saré escuchado… Quiero ser sacerdote y quiero llegar puro al sacerdocio”.



El 28 de julio 2003 entra en el Carmelo teresiano de Nkoabang. En esta familia religiosa, Jean Thierry descubre con alegría que este es el lugar preparado para él por el Señor para que sea sacerdote y religioso. La vida fraterna, el estudio, el apostolado y el trabajo manual, elementos esenciales del carisma teresiano encuentran en él un postulante entusiasmado, inclinado a la meta en la fidelidad cotidiana que las reglas comunitarias y la obediencia exigen.


El 29 de junio 2004 es admitido al Noviciado y destinado a ir con otros dos compañeros a Burkina Faso. Pero alguna semana después, un tumor se manifiesta improvisadamente en la rodilla derecha impidiendo la partida para el Noviciado. Empiezan las curas y su camino doloroso de hospital en hospital.
En el hospital de Yaunde, el 18 de noviembre sufre la amputación de la pierna derecha,como escribirá en una de sus bellas poesias, acepta con alegría para contribuir con su sacrificio al nacimiento de nuevas vocaciones religiosas y sacerdotales para el Carmelo y toda la Iglesia. Consuela el P. Giorgio Peruzzotti, prior del convento de formación y su guía espiritual, afirmando que “en fin de cuentas el Señor le pide sólo el don de una pierna que ya no sirve”.


Los primeros análisis hechos en el hospital de Milán revelan inmediatamente la gravedad de la situación: le repite el osteoma osteoblástico, progresivo con metástasis difusa.


El 8 de diciembre de 2005, optenida la dispensa de la S. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, con el consenso del P. Generale de la Orden, Jean Thierry tendrá la alegría, presente su madre Marie Thérèse, de emitir su Profesión Solemne en el Carmelo Teresiano. El acta de la Profesión Religiosa es firmado por él: “fr. Jen Thierry Ebogo di Gesú Bambino y de la Pasión”. Los misterios de la infancia y de la Pasión del Verbo encarnado han señalado la breve vida de este joven camerunés que ha consagrado su juventud a Cristo.

La habitación del hospital se ha transformado en templo, en místico Carmelo. Centenares de personas, sobretodo de jóvenes, de sacerdotes y religiosos, enfermos, amigos, son atraidos de la serenidad y de la alegría de este enfermo que esconde a todos sus sufrimientos y que se preocupa siempre y sólo de los demás.
El niño que quería la túnica blanca para convertirse en Jesús, ahora, revestido con la blanca capa del Carmelo, se entrega en oblación al Amor y a la voluntad del Padre “por la Provincia religiosa, por las vocaciones, religiosas y sacerdotales particularmente al Carmelo, por la santificación de los sacerdotes”.

El 5 de enero de 2006 fra Jean Thierry del Niño Jesús y de la Pasión, carmelita descalzo entra en el cielo. Alguna hora antes había recibido el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía que se había celebrado en su habitación del hospital.


Sus últimas palabras las dice a una querida amiga, que él llama “mamá Ana”, alguna hora antes de entrar en coma, señalando la imagen de Jesús Misericordioso sobre la pared de en frente: “Que bueno es Jesús”.



“Yo no haré como Teresa del Niño Jesús que ha prometido una lluvia de rosas desde el cielo, no, yo desde mi cielo haré llover un diluvio de vocaciones”.



Jean Thierry dialoga con la Sabiduría y la escoge como novia. Ahora, Las bodas con la Sabiduria se habían consumado. Identificado con Jesús, y Jesús crucificado, ahora Jean Thierry podía iniciar su misión sobre la tierra.



EN ALABANZA DE CRISTO ... AMEN!

1 comentario:

  1. INMENSO EJEMPLO DE ESTE JOVEN DISCIPULO DE CRISTOJESUS.DESDE AHORA ENCOMENDARE A LOS JOVENES QUE CONOZCO PARA QUE CREZCAN LAS VOCACIONES. PORQUE NO DUDO QUE AHORA GOZA DE LA FAZ VERDADERA DE DIOS.
    FELIZ NAVIDAD!!!!

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