sábado, 5 de febrero de 2011


Edith fue siempre muy reservada sobre su vida espiritual. Pero al leer sus obras uno encuentra la puerta a su interioridad. En su obra Ser finito y ser eterno, por ejemplo, escribe: "La esencia del alma es estar abierta hacia dentro. Cuando el yo vive en el fondo de su ser, allí, donde encuentra su pertenencia de hogar, entonces percibe algo del sentido del Ser, la fuerza concentrada de la cual participa. Y cuando vive desde allí entonces vive a plenitud y alcanza la cima del ser y el contenido del Ser se le hace consustancial, carne y sangre dentro de uno mismo y es fuete inagotable de fuerza y vida". "El centro verdadero de la vida y del interior del alma es el corazón". "Relación de sentido es entonces relación de efecto" (páginas 402-403). Es nada más y nada menos que una experiencia mística de unión que vibra a través del texto filosófico.

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