sábado, 16 de enero de 2010

Vida carmelita teresiana...


Lo grandioso de este don de Dios, que es la vocación a la descalces teresiana es que no se hace realidad por autocomplacencia y comodidad. No por seguridad en un futuro si se vive asi o de este otro modo, no. Lo hace porque sabe que de su alma pobre, humilde pero preciosa ante los ojos de Dios, brota el raudal de gracias que inundan la tierra, la iglesia, las almas.


Tantas cosas nacen de su entrega, tantas flores se abren al cielo, tantos purgantes que salen de su purgar para volar a Dios. Y luego de los peligros que sus almas vigilantes evitan, caídas y blasfemías. Todo lo carga dentro, sabe que pasa, que es realidad la vocación a la que está llamada, entiende que su entrega puede devolver almas al Dios de las almas y lo sabe de la mejor forma posible... por la fe.


fuente: Carmelitas Ecija

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