domingo, 14 de diciembre de 2008

Solemnidad de San Juan de la Cruz


Padre y hermano nuestro, Juan de la Cruz,
enseñanos a orar.
Vos que sabes decir a Dios palabras al corazon,
que has orado en las noches de la vida
y posees dichos de luz y amor para caminar por ella, vos que has penetrado la espesura del misterio de Cristo
y has celebrado con llama de amor la fiesta del Espiritu,
haznos compartir tu oracion de alma enamorada, repitiendo desde nuestra pobreza, tus mismas palabras y sentimientos:

Señor Dios, Amado mío
si todavia te acuerdas de mis pecados
para no hacer lo que te ando pidiendo
haz en ellos, Dios mio, tu voluntad
que es lo que yo mas quiero
y ejercita tu bondad y misericordia
y seras conocido en ellos.

Y si es que esperas mis obras
para por ese medio concederme mi ruego,
dámelas tú y óbramelas
y las penas que Tú quisieres aceptar
y hágase.

Y si las obras mias no esperas
¿Que esperas Clementisimo Señor mio?
¿por que tardas? Porque si en fin ha de ser
gracia y misericordia
lo que en tu Hijo te pido
toma mi nada pues la quieres
y dame este bien pues que tú
tambien le quieres

No me quitaras, Dios mio, lo que una vez
me diste en tu único Hijo Jesucristo
en que me diste todo lo que quiero
por eso me holgare que no te tardaras
si yo espero

Que asi sea!


Extracto de la estampa del IV centenario de la muerte de Ntro Padre

¡BENDICIONES!

3 comentarios:

  1. Es innegable el lirismo que encierran todas las oraciones-poesias de este gran santo carmelitano.Yo le he admirado siempre por su espíritu de sacrificio y por su disponibilidad al deseo de Dios. Le pido encarecidamente que vele por mí y que me ayude a ser tan receptiva con el Señor como él.Felicidades herman@s carmelitas de todo el mundo!!!!!

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  2. Muchisimas gracias Marisela!
    Adherimos a tu peticion
    para que todos seamos mas receptivos
    y el Señor pueda transformar y re-crear
    nuestra alma! Amen

    BENDICIONES

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  3. El tiempo hace que no sintamos tanto los sufrimientos de este santo, pero lo que sí resulta claro es que él decidió dejar que el Señor tome las riendas de su vida.

    Gracias y bendiciones

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