martes, 18 de octubre de 2011

La mística de la celda


La celda es fundamental para vivir el silencio y el recogimiento en el estilo de la Regla primitiva eremita. Como un templo sagrado de intimidad con Dios debe ser respetada la privacidad de todos los religiosos en su celda.

El carmelita verdadero anhela la soledad de su celda, sencilla y pobre. La pobreza, la austeridad, la sencillez y la limpieza son las características de la apariencia externa de la celda. Una celda debe ser casi grosera en su pobreza y sencillez. Debe contener una mesa y una silla. Siempre existe la Sagrada Escritura, que nuestros primeros padres leían de rodillas, junto con papel y lápiz. La cama es dura, con tablas sencillas en lugar de un colchón, pero disponen de dos mantas y una almohada por si es necesario. Debe haber, al menos, una sencilla cruz de madera sin Cristo, que debe estar clavada en la pared y una imagen de Nuestra Señora. La cruz sin Cristo es para recordarnos que es para nosotros, para los que aman a Jesucristo con pasión, y quieren ser crucificados con él a fin de llegar a la alegría de la Resurrección.

La vida monástica es un gran regalo de Dios a la Iglesia. Desde la primera predicación del Evangelio, había muchos hombres y mujeres que se someten a la invitación de Jesús: "Si quieres ser perfecto ..." (Mateo 19). Esta inquietud alguna vez quieres hacer algo más por vocación de Dios a la vida monástica.Que ha abandonado el mundo y lo deja todo para vivir sólo para el Señor.

En el Carmelo, podemos encontrar una manera hermosa de servir a Dios y buscar la santidad. La tradición carmelita de esta vida dedicada a dos propósitos: lograr la pureza de corazón y disfrutar de las delicias de Dios.
 
(de: Monasterio San Elías)

1 comentario:

  1. Santa Teresa decía que los místicos cristianos se imaginaban su camino hacia el éxtasis o experiencia de trascendencia como una escalera al cielo que se debería remontar paso a paso. Esta escala de la perfección, tenía tres estados principales; el primero se llamaba la vida purgativa, el segundo la vida iluminativa y el tercero la vida unitiva, que representaba el estado de la perfecta contemplación. La vida purgativa necesita lógicamente una autodisciplina o ascetismo, ya que requiere del aislamiento de las cosas de este mundo para interiorizarse y auscultarse, haciendo un examen de conciencia identificando nuestros defectos o rasgos negativos que son la causa de nuestros pecados, para extinguirlos practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos, hasta lograr el perfil de humanidad perfecta. Al iniciar nuestro conocimiento interior experimentamos psíquicamente vivencias perturbadoras a medida que profundizamos en la oscuridad de los laberintos de la mente, que nos obligan a asirnos fuertemente de la mano de Cristo para encontrar la salida. Hay ocasiones en que inesperadamente emerge el fenómeno espiritual de la transformación humana que da lugar a la extinción del ego viejo o muerte mística, mediante un doloroso proceso psíquico que nos lleva a deambular por la noche oscura donde no paramos de sufrir hasta eliminar todo apego, mordaza, dualismo, que nos impedían liberarnos de los viejos parámetros, creencias o dogmas equivocados que condicionaban nuestra vieja forma de ser. Provocando comportamientos superficiales o automatismos que nos impulsaban sin darnos cuenta al distorsionar la realidad que percibimos. Impidiendo al ego nuevo renacer de sus cenizas, para dejar de sufrir creciendo espiritualmente hasta alcanzar la quietud de la mente en las turbulencias de la vida o paz interior antesala de la iluminación. Vida iluminativa necesaria para sanar las heridas profundas que emergen inconscientemente, experimentando psíquicamente las vivencias traumáticas que nos acontecieron para poder asimilarlas al darnos la respuesta a nuestros cuestionamientos y problemáticas intensas que nos hacen sufrir. La vida unitiva o éxtasis místico, no sólo es la meta, sino el fruto sagrado de la disciplina remota necesaria para inducir el éxtasis místico, donde a través de nuestro espíritu experimentamos la común unión de todos los seres y todas las cosas existentes en el universo existencial, manifestado e in-manifestado. Intimidad abismal profunda que nos revela el contenido de los arcanos que dan respuesta a nuestros interrogantes existenciales, de la cual emergemos transformados con los rasgos de una personalidad empática integralmente relacionada con nuestro entorno existencial que nos impulsa a servir a los demás al experimentar en carne propia el dolor ajeno sin que podamos evitarlo. http://es.scribd.com/doc/17142700/EL-SINCRETISMO-UNIVERSAL-DEL-CRISTIANISMO-LAICO

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