lunes, 1 de agosto de 2011


Lo más fascinante en Edith Stein es que, como judía de nacimiento, tras una fase de abandono de la práctica religiosa, encuentra un camino experiencial y místico hacia el cristianismo, y vive su fe cristiana con radicalidad evangélica, pero sin dejar de ser judía e intelectual. Edith Stein no llega a Cristo y a la Iglesia a través de doctrinas o instituciones eclesiales, sino por experiencias personales y encuentros con hombres que habían tenido experiencia de Dios. Esos encuentros despiertan en ella el deseo de conocer y amar a Cristo y a la Iglesia, y de vivir en ella como un miembro vivo.

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