sábado, 30 de octubre de 2010


"Está en mí siempre vivo el pensamiento de que en este mundo no tenemos morada permanente. No deseo otra cosa sino que se cumpla en mí la voluntad de Dios. De El depende que me quede aquí el tiempo que quiera, y lo que acaecerá después... No tengo por qué preocuparme, sino orar mucho para permanecer fiel en cualquier situación".

Oración y fidelidad a su propia vocación: ésta era la disposición de sor Teresa Benedicta frente a la posible deportación y a la muerte. A medida que recibía noticias alarmantes de Alemania, iba tomando fuerza poco a poco su intuición del martirio, hasta convertirse en preparación convencida.

1 comentario:

  1. Ojalá todos los cristianos y los que no lo son pensáramos así, la vida sería más fácil. Mi abuelo lo resumía en una frase muy campechana, propia de un buen cubano: "Aquí nadie viene pa´semilla".
    Creo que la modernidad con todos los adelantos que trajo, también trajo las ideas de que la ciencia lo podría todo y el hombre llegaría a tener una vida muy, muy prolongada. Pero la decepción de no haberlo logrado aún provoca un miedo inmenso a la muerte, por dos cosas: una es que no sabemos lo que hay después, la incertidumbre nos invade y nos atenaza; la otra es que, si vivimos de espaldas a Dios no tenemos ninguna esperanza ninguna motivación, y al final, nos arrepentimos cuando queda poco o ningún tiempo.
    Los santos siempre se han caracterizado por tener en el abandono total y sincero en Dios la fuerza que les enfrenta a todo, incluso a mirar la muerte a la cara y agradecerle el paso hacia el Amado.
    Pero el abandono, la confianza plena, la esperanza sólo se obtienen cuanto más le donamos nuestra vida, le damos las riendas y le ofrecemos todo con alegría y amor.
    Gracias por traer a Santa Benedicta, es un gran ejemplo de religiosa y de mujer.
    Saludos y bendiciones

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